Sunday, July 5, 2015

Tucupita y Santa Catalina, Delta Amacuro, Octubre 1977

Tucupita, Lunes 3 de octubre de 1977.

Vinimos aquí a cobrar y estamos en lo de los Brasselli. Con gran alegría encontramos cartas de ustedes.

Contale a Deleo que hoy viajé en el auto del odontólogo de Santa Catalina. Es un Chevrolet tipo Malibú lleno de botones para abrir y cerrar ventanas, con aire acondicionado, pasacasettes stereo, etcétera.  Contale que trabaja con los pacientes acostados.

Que bueno si puedes venir para esa fecha. Me gustaría que tomaras unas vacaciones bien largas y pasaras una semana aquí con nosotros. Así conocerías los caños y podrías venir con nosotros a la consulta en los dispensarios. Esto no es divertido en si, pero se ven cosas interesantes. Además la mayor parte del tiempo es un paseo en lancha. Vale la pena que lo veas. Podrían venir también si quisieran Susie, Peter y las nenas, no hay ningún peligro. De los gastos por supuesto no te preocupes.

Miércoles 5 de octubre de 1977.

Querida Carol: 

Feliz cumpleaños. Te dedico esta carta para tí porque en 14 días cumples 17 años.
Me contó Mami qué habías bailado con el muchacho que te gustaba. 
Le dije que separe unos 80 o 90 $ para que te compres algo que te guste.

Hoy estoy sola en la residencia. Barrett se fue a los dispensarios Juncalito, El rastrojo y Tortuga. Vuelve de tarde. 
Terminé la consulta de la mañana y estoy en casa con calor porque ahora apagan la planta para ahorrar gas oil.

Ahi estoy yo con el vestido que me hice antes de irme, con un patrón de una Burda probablemente.
Me voy a pegar una ducha fría ya que agua caliente no hay. Tengo que trancar la puerta del cuarto, porque la gente se mete como perico por su casa, porque son muy curiosos y maleducados. En realidad el agua caliente no se extraña, salvo muy temprano en la mañana o en la noche cuando refresca.

En Tucupita los autos son todos colachatas viejos o nuevos.
Hay mucho más tráfico que en los pueblos nuestros de Uruguay. Tiene una plaza con el club, el cine, el restaurante y la casa de gobierno. La casa de gobierno es bien moderna con vidrios hasta el suelo. En el cine ahora van a dar La Tregua el mes que viene.

Santa Catalina es otra cosa. Es chiquita, más desabastecida, sin calles ni veredas. Y como edificios notables: una iglesia que está en construcción, la casa del comisario,

, el mercadeo
, la medicatura,


 el club de los copeyanos, todo pintado de verde fulgurante y el de los adecos pintado de blanco. Son los equivalentes a nuestros Blancos y Colorados. 

La medicatura rural es bien grande. También está la Granja que es una escuela donde algunos niños van todos los días y otros viven allí durante el tiempo de clases. Es muy nueva y linda. Ayer vimos la comida que les llevan que es muy buena.

Nosotros seguimos sin heladera. Nos hemos comprado algunas cositas: Como abrelatas, perchas, y alguna cosa más para hacernos la vida más fácil.  Pero desgraciadamente la heladera la tienen que mandar ellos, no la podemos comprar nosotros. De los dos, Barrett es el jefe, si fuera yo, estaría hablando por el radio todos los días para preguntarles.

Mañana voy a  misión Araguaymujo y Sapucana. La misión es católica con un cura y monjas que son las enfermeras. Funciona como dispensario para atender a los indígenas.

Sapucana es un pueblito parecido Santa Catalina pero más chico.

Mito nos prestó una máquina de fotos y saqué un rollo entero de fotos, pero me parece que lo arruine al abrir la máquina para sacarlo.


 Cuando tengamos alguna foto buena se las mando para que vean como es. Tiene su parecido con nuestro campo. Pero las cosas que son diferentes como el calor, los mosquitos, la cantidad de ríos por ser un Delta, los pájaros de colores que saldrían muy chiquitos en una foto, en fin todas esas cosas sólo se pueden describir, lamentablemente. En octubre cuando vayamos a Caracas y compremos el pasacassetes y radio vamos a enviarles las grabaciones.

Con Juncalito nos pasó que como no pronuncian la J ni la G, le estuvimos llamando Oncalito casi un mes hasta que Barrett lo vio escrito.

Los niños tienen nombres extraños, algunos son de origen indígena pero otros son derivados del inglés como Genri por Henry.

El viernes pongo esta carta en el correo de Santa Catalina. Hay que esperar que la lleven a Tucupita, y después tardará entre 6 y 15 días, no se sabe. Avísame si te llega así veo si el correo funciona.

Jueves 6 de octubre.

Aquí estoy de vuelta en la misión Araguaymujo
y Sapucana. 

No habían casi pacientes. 

El caño estaba lisito, lisito.   La vegetación se reflejaba y el río era como un espejo.






Habían cantidad de garzas. Algunas paradas, tan elegantes ellas y otras volando. 

También se ven barcos de gran calado que llevan hierro a Puerto Ordaz
según me contó Francisco. 

Una paciente me regalo una manzana y otro señor unas galletitas. Y Francisco me robo uno de los paquetitos de galletas. 

La hermana enfermera me convidó con cambures, café y galletitas. 

Fue un día de sol espléndido. Me tosté la mitad del cuerpo, el antebrazo y la pierna estilo campesina, con la marca de la ropa. 

También llovió en el viaje en la rápida y fue muy divertido. Es muy bonito ver llover sobre el río. 

Al llegar encontré que nos habían regalado pescado. 

Hice un puré, jugo de naranja, freí el pescado y ese fue el almuerzo. 

Esos fueron los sucesos del día de hoy. Ahora hay unos truenos que hacen crujir el techo. 

En techo de la medicatura es de zinc inclinado, y tiene un cieloraso horizontal de espuma de látex. 
En el espacio que queda entre ambos, viven murciélagos. De noche se escuchan unos ruidos de patitas y alas que se arrastran. A veces rascan las espuma y tienen grandes peleas. Pero nunca los hemos visto.


Sábado 8 de octubre.

Ayer me estaba haciendo la leche con Toddy para el desayuno y llamaron por el radio. Era para invitarnos a una conferencia sobre tuberculosis en Tucupita.

Es interesante porque en todo Venezuela hay el mismo porcentaje de tuberculosis que en Uruguay, pero en esta zona hay un porcentaje mucho mayor. 

El año pasado vinieron de sanidad y organizaron una campaña para ir en varias lanchas a vacunar rancho por rancho a todos los habitantes pero sobre todo a los indios guaraos que son mucho más susceptibles. Ahora quieren que nosotros, los médicos rurales, busquemos pacientes que tengan tos con expectoración para buscarles bacilos. Tenemos que hacer un preparado sobre portaobjetos con un colorante especial y examinarlo al microscopio. Nos van enseñar a hacerlo porque nosotros ya no nos acordamos cómo se hacía. También habló de traer una máquina para radiografías, chiquita. Pensar que en Montevideo hasta en los hospitales grandes a veces no se consiguen radiografias. 

Así que esta bueno porque entonces, con la vacunación y tratando todos los casos contagiosos, se podría erradicar la tuberculosis de cuajo.

Estuvo bueno también hacer un paseo a Tucupita. Ahora me doy cuenta de que allá hace mucho más calor. Además los mosquitos me dejan tremendas ronchas. 

Pero lo bueno es que uno empieza a adaptarse. Y cuando nos llevan a ese infierno, nos alegramos pilas porque significa paseo.

Al principio confieso que me fue difícil, ahora veo la razón de las insatisfacciones. Yo tenía miedo de ciertas cosas y pensaba disfrutar de otras. Pero descubrí que no había lugar para esos temores pero tampoco había ocasión de disfrutar esas otras cosas como por ejemplo ir a la playa.

 Aquí es muy difícil porque hay que ir en carrito por puesto y sale mucho más caro que ir a Caracas, que es muchísimo más lejos. 

En Santa Catalina estamos permanentes y no nos podemos ir sin autorización. Sólo nos autorizan a ir a Tucupita cada 15 días a cobrar y pasar el fin de semana. Tenemos la obligación de ir cuando nos llaman, como ayer. Me gusta mucho ir, sobre todo por las cartas y los diarios que son siete. Barrett los lee todos  además de El Nacional. Barrett también le pide al doctor Valenzuela que le guarde todas las páginas internacionales de los otros diarios. 

Nos gusta también comprar comida de la que no hay en Santa Catalina. Yo también disfruto del viaje en rápida que se está convirtiendo para nosotros, en algo más común que el auto. 

Es como un país en palafitos.


(en este caso, las aguas están bajas)

Son kilómetros y kilómetros de agua e islas. 

Me gustaría que Barrett me acompañara a bañarnos en el río. Aquí las mujeres se bañan vestidas. Pero como soy la doctora no se vería bien que lo hiciera sola y menos en traje de baño. Pero no logro convencerlo.

Otra cosa que me gustó que hicimos, fue ir a lo del doctor Valenzuela, el chileno, que es un tipo bárbaro. También es muy inteligente y rápido. Nos contó que está por salir un plan de reválida en Maracaibo dentro de cuatro meses para los países como los nuestros que no tienen convenio. Lo que necesitamos además es que nos otorguen una beca. 

Nos sugirió una idea: que Barrett condicione la ida a Tucupita como cardiólogo a que le den la beca para la reválida. O si no, que uno se quede en Santa Catalina Y el otro vaya a hacer su reválida.

Su señora nos sirvió café con tortas. Me recordó los té de las tías (tés de primas los llamaban ustedes), que hace tanto tiempo que no disfruto. 
Tiene 6 hijos todos educadísimos, nos ofrecían ayuda para todo. Debe ser la hospitalidad chilena de la cual se habla. También nos dijo que Barrett podría trabajar privado como cardiólogo y yo en medicina general. Pero no hay mucha medicina privada porque la mayoría de la gente es pobre y prefiere ir al hospital. No puedo creer que aquí también los médicos estemos empezando a sobrar.

A mi me gustaría irme a otra parte después, porque Tucupita es un lugar tan sofocante..., pero si las posibilidades para los dos son buenas, nos quedaremos.

A la vuelta habían unas olas bárbaras y la rápida saltaba todo el viaje. Además el viaje se hace más largo porque las aguas bajaron tanto que no podemos cortar camino por la zonas inundadas como hasta ahora.

(se ven los niveles cada vez más bajos)




Miércoles 12 de octubre.

Hoy es feriado Como allá. Hay riña de gallos Y se escucha a la gente gritar “coooño!”.

Ayer, por primera vez, fui a otros dispensarios: El Consejo y Los 3 Caños. Vino un supervisor de enfermería conmigo. Un venezolano de Barcelona que hablaba conmigo como si él también fuera extranjero. Estaba encantado con todo esto. 

El paisaje es verdaderamente hermoso y al salir a los dispensarios nos sentimos completamente sumergidos en la naturaleza.
La lancha va parada sobre la cola y sólo baja cuando el motor se apaga o cuando las olas revientan sobre su panza.
En esas ocasiones me pregunto si tantos golpes no me ocasionarán problemas de columna. El golpe se siente en el coxis y luego recorre todas las vértebras hasta golpear la base del cráneo. Para evitarlo necesito contracturar todos los músculos del cuerpo.


No habíamos avisado que íbamos, pero a la media hora teníamos como 30 pacientes para atender. Ellos dicen que vienen para que el médico "los reconozca". A veces tienen algo, otras sólo vienen para un chequeo. 

Allí estuvimos hasta el mediodía y al salir habían comprado "boios" para comer con pescado. La enfermera vive en un rancho de bahereque (parece barro),  con techo de palma de moriche.  Estaba medio destruido hasta 1 m del suelo por la creciente del año pasado. 

Nos cocinó un sancocho de pescado que tenía cebollas y picante como la gran siete. Nos hizo el bollo que es harina de maíz que queda como una especie de dumpling y arroz. Nos convidó con refrescos, queso fresco y café de postre.

Todo al aire libre. Vimos pasar por el río curiaras, que son canoas hechas con un tronco de árbol ahuecado.


Algunos están más perfeccionadas Y llevan motor.

(esto es en el puertito de Barrancas)

También vimos lanchas rapidísimas, mucho más modernas que la nuestra. También hay embarcaciones como canoas anchas y con techo que parecen una casita con motor, Son para transportar cosas pesadas. Vimos dos chicos como de ocho años en una curiara. El que iba atrás remaba y el de adelante iba parado lanzando su arpón. 

En medio del almuerzo vino señor que se sentó con nosotros y no habló en todo el tiempo. Al terminar me dijo la enfermera que había venido a reconocerse. 
A veces son tan tímidos que dan lástima y otras son confianzudos como Francisco. Hoy paró la lancha tan lejos de la costa qué tuve que meterme en el agua con zapatos y todo para bajarme.

Ayer trajeron la nevera que es a gas. Pero se olvidaron de la bombona. Quién sabe cuándo la podremos usar. Este mes va a venir una cuadrilla de obreros para trabajar en la medicatura. La van a pintar toda. La verdad es que no necesita pintura.

Pero nos van a poner una pileta de cocina por fin. Ahora no voy a tener que lavar más la loza en el baño.

El Instituto de Malariología va a fumigar todo el pueblo con DDT. Según el enfermero Ramírez de Guaycara esto va a auyentar los murciélagos del techo por un tiempo.

Hoy es un día tranquilo, sin trabajo. Se me hace necesario ir a Caracas. Pienso pedirle libros a Peter para leer para no aburrirme tanto y compraremos la radio. Quiero conseguir también un mantel de hule para la mesa de la cocina que es de madera barnizada y se ensucia mucho y no se puede limpiar bien.

También resulta lindo ir a Caracas de vez en cuando para volver a ver a Susie y Peter, las nenas y  el mundo loco de allá.

Es un día soleado y hace un rato se posaron en la ventana unos pajaritos parecidos a gorriones pero con colores preciosos. Aquí hasta las gallinas son coloridas.

Nos prestaron un libro sobre los indios guaraos con canciones en su idioma y traducidas. Algunas son más antiguas pero en las canciones más modernas se habla de maletas y de el motor. Aquí los indios son muy pobres culturalmente.


Viernes 14 de octubre.



Teresita:

Ya es noche Y acaba de volver el Chino. Por mi se hubiera quedado porque no hace más que putear. Me dice que desordené todo mientras que no estaba porque no encuentra su vieja gilette. Lo bueno fue que trajo cartas.

Yo estaba mirando la tele porque me aburro mucho, no tengo absolutamente nada que hacer. La tele apenas se veía como de costumbre. Apenas se escuchaban algunas frases. Pensé en irme a dormir aunque me despierte demasiado temprano porque siempre es más tolerable la soledad de día que de noche.

Barrett cuenta que se encontró con un chileno que le dijo que tal vez nos manden a hacer la reválida a todos juntos en enero y creo que becados. La otra noticia que me trajo es que mañana nos vamos a ver unos castillos de esos que dejaron los españoles. Los visitamos y después nos vienen a buscar en jeep para llevarnos a la medicatura de Imataca donde nos juntamos varios médicos para firmar para que nos regalen unas tierras de la Reforma agraria. Así que tenemos programa para el fin de semana. 

Tu carta me gustó muchísimo. Me cagué de risa con algunos de  tus cuentos. Me gustó lo primero porque supiste captar que no es que estoy deprimida y triste porque el lugar no es lindo, pero que a la vez el lugar tiene sus aspectos deprimentes. Pero como habrás leido en mis otras cartas hay cosas muy lindas que me divierten mucho. No las disfruto del todo porque al Chino nada le gusta, pero a mí me gustan mucho.

Me encantó leerte también, porque no me hablas casi nunca y yo creía que era porque no teníamos mucho en común.   Ahora con tu carta veo que coincidimos en muchas cosas y que tú me valorás y que te alegra que me vaya bien. Es todo muy obvio pero yo no lo tenía claro.

Pensé que sería lindo que pusieran teléfono allá porque llamar desde aquí sale bastante barato. Igual vamos a llamar un día a los Díaz Pose y ustedes van a ir para hablar con nosotros. Aquí le mando a Papo una postal con los sellos de Aruba que mandó Susie.

Pedile a Carol que me cuente cómo se siente. Que me cuente sus problemas con las faltas y la escolaridad y sobre la psicóloga. Porque me gustaría conocer la versión de ella. Que me interesa mucho saber cómo se siente ella con todo esto.
Me di cuenta que no podemos mandar cartas desde Santa Catalina porque no tienen idea qué sellos ponerle para que lleguen hasta Uruguay.

Estamos en trámite para conseguir la bombona de gas nosotros. La traeríamos desde Barrancas


que nos queda más cerca que el cierre.

Barrett trajo unos panes riquísimos y me comí como cuatro con manteca y paté de jamón. Con jugo de ananá. También me comí una fruta que me regaló alguien. No entendí su nombre es muy rara.
Se parece a un alcaucil pero tiene muchas semillas.
No se compara con ninguna fruta conocida. Es bien dulce.


Bueno Teresita hasta pronto. Beso.


Lunes 17 de octubre.


Volvimos de nuestro fin de semana divertido. Fuimos a los castillos construidos por los españoles con vistas al río Orinoco.




Se ve además un lago y mucha vegetación.
Es muy bonito.  El sol mata, así que al Segundo Castillo no lo visitamos. 

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