A veces el destino nos sorprende y transforma por completo nuestros planes…
En la mutualista donde trabajaba, se necesitaba un nuevo Equipo de ultrasonido para estudios Doppler. Con ese motivo nos enviaron a diferentes países para conocer los nuevos equipos que todavía no habían llegado a Uruguay.
Me quedé feliz al saber que a mí me habían asignado a Sao Pablo ya que no conocía la gran ciudad brasileña.
Me llevarían los representantes de General Electric. El gerente y su secretaria.
Mayor sorpresa me llevé al saber que iríamos a un hotel 5 estrellas, al Cape d´Or. Un hotel tan importante que al mismo tiempo se celebraba una Cumbre con Presidentes de varios países. Por ese motivo el hotel había reforzado sus medidas de seguridad por cualquier eventualidad con tan importantes personalidades.
Terminamos de instalarnos a la tardecita, luego de lo cual y a pesar de que estaría cansado por el viaje y sus preparativos, el gerente nos propuso a las “chicas” visitar un Shopping cercano.
Y esa decisión cambiaría por completo nuestros planes.
Ni bien comenzamos a cruzar la calle, no sé por qué fui la única que lo vio: un vehículo que venía a una considerable velocidad no respetó el semáforo. Logré detener a la secretaria pero al mirar hacia el gerente lo vi literalmente volar por los aires atropellado por el vehículo.
Desde ese momento los hechos se sucedieron con gran rapidez. Varios policías que pensarían que éramos del grupo de la Cumbre, vinieron a socorrernos. Pararon un taxi dándole instrucciones para que nos llevaran con urgencia a la Santa Casa.
Subieron al Gerente confuso y apenas consciente y partimos. El conductor puso el pie a fondo en el acelerador y no paró hasta llegar a su destino. No respetó semáforos, ni peatones ni dada que se pusiese en su camino. Yo pensaba para mis adentros “me salvé de ser atropellada pero de esta no salimos con vida”. Pero milagrosamente llegamos como salimos: El gerente aturdido y nosotras ilesas.
La Santa Casa tenía un trabajo impresionante. Continuamente llegaban pacientes en todo tipo de vehículos, ambulancias, bomberos, etc. Todos los empleados usaban guantes.
Me dejaron acompañar al gerente por ser médica. A la secretaria la llevaron a declarar a la Delegacia de Policía.
Y allí, entre vociferantes borrachos, locos, prostitutas molestas, niños llorosos, y gente de todas las edades y sexos con sus diferentes dolencias, esperamos un tiempo que me pareció interminable. Al gerente le sacaron toda su ropa para ponerle otra más adecuada para ser examinado, y me la dieron a mí. Una situación curiosa la de sostener la ropa, los zapatos e incluso la ropa interior de un importante gerente que acababa de conocer.
Luego empezaron a llegar jovencitos con túnicas blancas que resultaron ser médicos, cada uno con diferentes especialidades. Inspeccionaron al gerente, lo llevaron para hacer análisis y estudios. Al volver me hablaban en un portugués incomprensible, seguramente explicando sus hallazgos. Al final llegó el diagnóstico final que fue unas de las pocas cosas que pude traducir: No tenía ninguna lesión grave y podía regresar al hotel.
La secretaria se reunió con nosotros y nos contó su odisea con los policías, tratando de entender qué le preguntaban para responder sin que la entendieran del todo. Nos contó que estuvo varias horas en la Comisaría.
Después de una noche sin dormir casi, logramos llegar al Congreso para ver la maravilla de General Electric. Un Ecógrafo con Doppler Color muy avanzado para la época que además fue el elegido para la mutualista.
Luego nos volvimos a Montevideo sin haber conocido de Sao Pablo mas que la Santa Casa y el Hotel Cap d’Or.
OpenAI response to giving the story an interesting plot twist:
Certainly! Here is a revised version of the story with a plot twist:
A group of workers from a mutualist in Uruguay are sent to different countries to evaluate new ultrasonography equipment for Doppler studies. The protagonist is excited to be assigned to Sao Paulo, Brazil, and is accompanied by the manager of General Electric and his secretary. Upon arriving at their luxurious hotel, the Cape d'Or, the group decides to visit a nearby shopping center. As they cross the street, the protagonist sees a speeding vehicle run a red light and hit the manager, sending him flying through the air.
The protagonist and secretary are rushed to the Santa Casa hospital, where they wait among a chaotic and diverse group of patients while the manager is treated. The protagonist is eventually allowed to stay with the manager as he is examined, and she is given his clothes as he is changed into hospital attire. However, as the night wears on, the protagonist begins to notice strange behavior from the hospital staff and other patients. She overhears hushed conversations about a mysterious illness spreading through the city, and witnesses patients being taken away in the middle of the night, never to be seen again.
As the protagonist tries to uncover the truth behind the strange happenings at the hospital, she realizes that the car accident that brought them there was no accident at all. Someone had deliberately targeted the manager, and now the protagonist and her colleagues are caught in the middle of a dangerous conspiracy. With the help of a sympathetic nurse, the protagonist races against time to uncover the truth and save the manager before it's too late.
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